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Míriam Barroso Pons nació en 1997 en Barcelona, está muy felizmente casada con Ramón y es madre de dos hijos. Estudió ADE y Derecho en la Universidad Pompeu Fabra y actualmente se dedica al mundo de la docencia dando clases en Secundaria y Bachillerato.

Desde Instagram tiene una cuenta @conlaemede donde comparte sus reflexiones sobre el amor, la familia y el autoconocimiento de uno mismo. 

Ellas son valientes es el segundo libro que Míriam Barroso publica con Albada Editorial, una obra que recoge cuatro testimonios reales y esperanzadores de mujeres que se quedaron embarazadas en circunstancias muy complejas y que, finalmente, optaron por no abortar. 

¿Cómo surge la idea del libro?

 La idea del libro surge de una inquietud que es dar voz a testigos de mujeres que han pasado por la incertidumbre y la duda de si continuar con un embarazo o no –por las circunstancias que les han tocado–, y que, finalmente, han apostado por la alternativa de tirar hacia adelante con el niño. Y que han podido hacerlo, también, gracias a una red de apoyo y de recursos que se lo ha permitido. El objetivo de Ellas son valientes es dar visibilidad en esta red que ofrece una alternativa real al aborto. 

¿Qué tienen en común las mujeres del libro y por qué usas el adjetivo “valientes” para definirlas?

Lo que tienen en común estas mujeres es, precisamente, este adjetivo que las define: la valentía. Ante las adversidades de unas vidas muy duras –cada cual en su contexto–, con muchas pruebas y dificultades, cada una decide enfrentarlas con una capacidad de superación y de luchar por su futuro realmente encomiable. Lo hacen con esperanza, dejándose ayudar por aquellas personas con las que se encuentran, está claro, pero siempre con un espíritu audaz para entender que su vida no se reduce a sus obstáculos.

¿Cuál dirías que es el elemento común que, llegado el momento, las hace decidirse por no abortar?

Es verdad que, en algún momento, todas las mujeres que aparecen en el libro se plantean el aborto. Porque las dificultades son tantas, el dolor de sentirse solas es tan profundo, y el miedo y la incertidumbre son tan fuertes, que sienten que toda su vida se tambalea y su decisión de continuar con el embarazo es puesta en entredicho. Claramente, lo que hace que se decidan por tener al bebé es una oferta de alternativa material y de red, que a veces es solo a través de la amistad que hacen con una persona que las ve y les ofrece una mano donde agarrarse. Es esto lo que hace potentes estos testigos: evidencian que tan solo con un pequeño empujón, con que alguien se ofrezca a ayudarlas, las mujeres en cuestión tienen fuerza suficiente para volver a creer en ellas mismas y en la vida que llevan dentro.

La sociedad de hoy piensa en la maternidad como en un estadio donde llegar con una serie de inconvenientes –relacionales, económicos, vocacionales– resueltos. ¿Es así? ¿Por qué? 

Es así. Nos imaginamos la maternidad como un hecho que tiene que acontecer cuando tienes un trabajo muy estable, cuando tienes la vivienda resuelta, cuando tienes unos medios económicos determinados, cuando vives sin ningún tipo de preocupación y has adquirido una madurez vital determinada. Pero ser madre, muchas veces, también se aprende, y es un aprendizaje que, además, se va actualizando toda la vida, porque las circunstancias que tienes hoy pueden cambiar perfectamente mañana. Nada es garantía de nada. La idea que las circunstancias para la maternidad son un rompecabezas que tiene que encajar a la perfección no es realista. La vida nos sorprende de muchas maneras, y a veces también puede ser que el hecho de dar a luz a un hijo en unas circunstancias que ni mucho menos serían las que pensamos como ideales, facilite un orden vital que no existía antes del hijo. La maternidad ofrece un propósito y muchas veces te enseña la otra cara de la moneda, te da –y al padre, y a la familia– un sentido de trascendencia que se escapa de las condiciones materiales. Nunca está todo resuelto, y si esperamos que todo esté resuelto, quizás no seremos madres o padres jamás. 

Muchas veces el aborto parece la única alternativa porque no se ofrecen suficientes recursos materiales que posibiliten que la madre es pueda imaginar un futuro con el bebé. ¿Estás de acuerdo con ello? 

Sí, estoy de acuerdo. Se ha creado un marco de pensamiento en el que parece que es la única alternativa buena y real para estas madres vulnerables que no tienen la vida resuelta. La primera alternativa que se ofrece siempre es la alternativa del aborto porque es el camino fácil. Es la primera puerta que se les abre. Se les dice que su hijo no es su problema y que la manera de solucionarlo es desentendiendose de él. Pero el problema en cuestión es un hijo, y tratarlo de problema es deshumanizarlo para que se deje de hablar de él como de un bebé. Es más fácil subvencionar el aborto que subvencionar la maternidad, pero en realidad, este desequilibrio hace a las madres menos libres para decidir. 

Aparte de los recursos materiales, la mujer que se queda embarazada en unas circunstancias en que la opción “fácil” sería la de no tirar hacia adelante con el hijo, también necesita acompañamiento emocional. ¿Cómo tiene que ser este acompañamiento?

Los recursos materiales son la base y son capitales para favorecer la maternidad, pero es cierto que muchas de las mujeres que lleguen hasta Hogar de María, la asociación que ayuda las testigos que aparecen en Ellas son valientes, lo que necesitan es una compañía que les aporte esperanza y las ayude a ver la luz más allá de la precariedad de su situación. El cambio de chip no es solo encontrar piso o conseguir un trabajo, también es ver que una es merecedora de amor, de apoyo y de compañía. Durante el embarazo especialmente, pero la comunidad también es necesaria después de dar a luz. Algunos de los testigos del libro narran que, si no fuera por Hogar de María, quizás habrían estado solas en el momento del parto. Es un acompañamiento personalizado, emocional, psicológico y espiritual. Y esto posibilita amistades reales. 

Hasta cierto punto, este acompañamiento emocional también lo hace “Ellas son valientes” reconociendo sus testigos. ¿Cómo te parece que han evolucionado las mujeres que aparecen en el libro desde que hablaste con ellas por primera vez?

En el último capítulo de Ellas son valientes he querido exponer la evolución de todas estas madres, la impresión que me causó verlas con sus hijos, mucho más resolutivas, mucho más confiadas, mucho más optimistas con su vida, la maternidad y el futuro. Lo que vi al final del libro y lo que he visto después es que, a pesar de que la idea siempre es la de “sácate el problema de encima”, si apoyas a la persona y le ofreces las herramientas para su desarrollo positivo, los madres abrazan sus perspectivas con ilusión y confianza. Hay un contraste evidente entre la forma de ser de las mujeres que conocí cuando empecé a escribir y la forma de ser de estas mismas mujeres cuando el libro ya estaba casi por publicar. 

“Ellas son valientes”, pero muchos de los hombres en las vidas de estas mujeres no lo son. ¿Qué podemos hacer para cambiarlo? 

En alguna presentación que ya he hecho del libro me ha gustado mucho explicar que no es un libro solo para mujeres o solo para madres. En Ellas son valientes se hace patente el papel absolutamente crucial e importantísimo que tienen los padres en la posibilidad de vida de sus hijos. Y también el papel importantísimo que tienen como pareja, como maridos, que tienen en la vida de estas mujeres como figura que impulsa la vida de la madre y del hijo hacia adelante. Para cambiarlo tenemos que involucrarlos en esta conversación sobre la vida, volver a hablar también de ellos, de su responsabilidad, de la huella que deja que el padre tenga una actitud o tenga otra. También de la herida que deja su ausencia cuando las madres y los hijos sufren su abandono. El vacío es muy profundo y cuesta mucho de reparar, y cuesta mucho sobreponerse a él. Hablar de ello y visibilizar estas heridas es poner sobre la mesa hasta qué punto la presencia del padre es capital. Ellos son corresponsables de la vida de sus hijos.Ojalá exponiendo estos testigos podamos involucrar más la figura masculina. 

¿Hay espacio en la conversación pública para dar voz a testigos de mujeres como las que aparecen en el libro? ¿Por qué sí o por qué no?

Creo que no hay espacio para este tipo de testigos que han dicho que sí a la vida de sus hijos. A veces parece que en la conversación pública solo hay espacio para las voces que refuerzan el aborto como única alternativa. Siempre se habla de libertad reproductiva y del derecho a escoger sobre tu propio cuerpo en unos términos muy concretos, y un testigo como el de las mujeres que aparecen en Ellas son valientes hace que estos términos se tambaleen. Ellas son la prueba de que con más recursos materiales y con más apoyo institucional hay muchas mujeres que eligen abortar que quizás elegirían no hacerlo. En la conversación pública se favorece una visión parcial de la realidad porque se presenta el aborto como la vía más favorable para la mujer, pero es que, además, se explica el aborto como una opción con consecuencias que siempre son positivas. Y no es así. No solo no se ayuda a la maternidad, sino que se acallan los testigos que evidencian que después de un aborto puede haber arrepentimiento y puede haber una herida. Si no se ofrece toda la información, la opción de abortar no es tan libre como la presentan. 

¿Cómo ha sido recibido el libro?

Muy positivamente. Los lectores me cuentan que se lo han leído todo del tirón, que se han enganchado mucho, que se han podido identificar mucho con las madres que dan testimonio, que les ha abierto los ojos a otras realidades que no son la suya. Está escrito de una manera muy próxima, con un lenguaje que está al alcance de todo el mundo, y esto hace que te puedas sumergir y dejarte llevar por la curiosidad de una manera muy natural. Los lectores están valorando muy positivamente el mensaje que hay de fondo. 

¿Cuál dirías que ha sido la lección más valiosa de escribir Elles son valientes?

En primer lugar, una profunda admiración por todas estas mujeres que viven realidades muy diversas, todas ellas muy duras, y que quizás consideramos que en el Primer Mundo no son tan comunes. Y que, aun así, demuestran tener una fortaleza, una valentía, y una resiliencia que me han dejado verdaderamente alucinada. Me ha hecho admirar mucho todo lo que es capaz de hacer el ser humano, y en este caso específico las mujeres. En segundo lugar, he podido entender con testigos de primera mano que con un apoyo humano, con ayuda y amor, una persona puede sobreponerse a todo. Sin esta luz y esta esperanza de la gente de nuestro alrededor, la luz de cualquier persona se puede apagar. Ya puedes tenerlo todo, que si te falta el entorno, acabas sintiendo que no tienes nada. En este sentido, tenemos una responsabilidad social muy grande de acompañar a todas estas madres.

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